No hace falta preguntarse ni cómo, ni cuándo, ni por qué.
Apareciste por sorpresa, sin avisar. No sé si es cosa del destino o simplemente
tu sitio es este, sin más. En realidad creo que la vida me vio con ganas de
jugar y te planto enfrente de mi en forma de reto, llamémoslo así. La RAE
define la palabra reto como: “Objetivo o empeño difícil
de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien
lo afronta.” Subrayen en amarillo fosforito la palabra difícil. Supongo que hay
muchas clases de retos, pero a mi me ha tocado uno de los complicados. Por suerte o por desgracia
el tiempo es lo que más rápido corre y como bien dice Andrés Suárez:”¿Cómo
convences a una persona en una noche, que lo que tu quieres es una vida y
media?” Eso si que es un reto señores. ¿Hay segundos, minutos, horas, días
suficientes para convencer a alguien de que se quede contigo, a tu lado para
siempre? Creo que no necesitamos ni un minuto para pedirle a alguien que se
quede, a la vez que le decimos que no se vaya nunca. Yo no decidí que entrases
en mi vida, de hecho aun no sé quien lo decidió pero siempre tendré buenas
palabras para él, eso lo aseguro. No necesito más retos, ni más de dos minutos para
darme cuenta de que no quiero que te vayas nunca, sino que te quedes para
siempre.
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