domingo, 27 de octubre de 2013

Ilusos nosotros que pretendíamos comernos el mundo, sin saber que hay veces que es el mundo el que nos come a nosotros. Nos vuelve tan pequeños que parece que ya nada puede salir bien. Consiste en pasar una serie de pruebas, la vida es la que más veces nos coloca en la cuerda floja. Entre el todo y la nada. Y que jodida situación esa, eh. 
Nos vuelve débiles y valientes a la vez. Nos sitúa en túneles que parecen no tener salida pero al final, siempre hay luz, lo verdaderamente difícil es encontrar esa luz. Un camino lleno de baches, como el que pretende patinar sobre el hielo sin caerse al menos una vez. Durante ese camino vamos a llorar, a llorar de pena, ese es el peor de los llantos. También reiremos, de esas veces que es necesario parar por las cosquillas que se te forman en el estomago, esa es la mejor de las risas. Pero, lo más importante, vamos a sentir. De esas veces que el sentimiento es tan grande que parece que el corazón se sale por la boca. Un cumulo de sensaciones que acaban al final de ese túnel que la vida te ha construido, has aprendido tanto en un camino tan corto, que parece casi imposible. 

1 comentario: